Redes para el cambio global

El mundo no cambia a razón de una persona a la vez. Más bien, va cambiando en tanto se forman redes de relaciones entre personas al descubrir que comparten una causa en común y una visión de lo que sí es posible. No necesitamos convencer a un gran número de personas para cambiar; pero sí necesitamos conectarnos con almas gemelas, para desarrollar nuevos conocimientos, prácticas, valor y compromiso que nos guíen hacia un cambio amplio, a través de estas relaciones.

Mientras las redes crecen y se transforman en comunidades de práctica activas, descubrimos que la vida cambia realmente, a través del fenómeno de lo emergente. Y lo que emerge, por ejemplo un nuevo sistema que emerge siempre tiene mayor poder e influencia que el que puede lograrse mediante un cambio planificado y gradual. Este fenómeno de lo emergente es la forma en que la vida crea cambios radicales y eleva las cosas a niveles de mayor escala.

¿Por qué necesitamos comprender las redes?

Las redes son la única forma de organización que usan los sistemas vivos en el planeta. Estas redes resultan de la autoorganización, en la que individuos y especies reconocen su interdependencia y se organizan en forma tal que admiten la diversidad y viabilidad de todos. Las redes crean las condiciones propicias para lo que puede emerger, que es la forma en que cambia la vida. Su dinámica y desarrollo es en comunidades y luego en sistemas. “Vivimos en un tiempo en que las coaliciones, alianzas y redes son los medios para crear cambio social.”

¿En qué consiste el fenómeno de lo emergente?

En la naturaleza, el cambio nunca sucede como resultado de planes estratégicos jerárquicos y preconcebidos o por el mandato de algún individuo o jefe. El cambio empieza cuando surgen acciones locales simultáneamente en distintas áreas. Si estos cambios permanecen desconectados, nada sucede más allá de cada localidad. Sin embargo, cuando se conectan, las acciones locales pueden emerger como un sistema poderoso con influencia a un nivel más global. Nuestro trabajo es promover conexiones críticas.

Debido a que lo emergente solo sucede a través de las conexiones, hemos desarrollado un modelo de cuatro etapas que cataliza las conexiones como un medio para lograr el cambio a gran escala: Nombrar, Conectar, Nutrir, Iluminar.

Nos enfocamos en descubrir esfuerzos pioneros y los nombramos como tales. Luego, conectamos estos esfuerzos con otros trabajos similares en otros lugares del mundo. Nutrimos esta red de muchas formas, pero principalmente a través de la creación de oportunidades para aprender y compartir experiencias, así como para transformarse en comunidades de práctica. También iluminamos estos esfuerzos pioneros de tal manera que muchas personas puedan aprender de ellos. Intentamos trabajar de manera intencional con lo emergente para que los esfuerzos pequeños y locales puedan ser una fuerza global de cambio.

El Ciclo de Vida de lo emergente

Etapa Uno: Redes 

Vivimos en un tiempo en que las coaliciones, alianzas y redes son los medios para crear cambio social. Están basadas en el interés personal: los individuos generalmente se relacionan en redes para obtener su propio beneficio Cada vez hay más redes y ahora hay redes de redes.etapa1

Etapa Dos: Comunidades de Práctica 

Las redes permiten que las personas encuentren a otros que realizan trabajos similares. La segunda etapa del fenómeno de lo emergente es el desarrollo de comunidades de práctica. Son comunidades, las personas se comprometen a apoyarse mutuamente; participan no solamente para satisfacer sus propias necesidades, sino también las de los demás. Los miembros ponen sus recursos y conocimientos a disposición de todos.etapa2

Etapa Tres: Sistemas de Influencia

Esta etapa del fenómeno nunca se puede predecir. Es la aparición abrupta de un sistema que tiene poder o influencia real. Los esfuerzos pioneros ocurridos en la periferia de pronto se convierten en la norma. Las prácticas desarrolladas por comunidades valientes se convierten en estándares aceptados por todos.etapa3

 

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